24 septiembre 2008

Ni inocentes, ni culpables

"Un hombre y una mujer verdaderamente enamorados
es el único espectáculo de este mundo digno de ofrecer a los dioses."
Johann Wolfgang von Goethe

ÉL
Hace un mes conocí a la mujer de mi vida. Hace tiempo que había dejado de creer que esa clase de amor existiera. La madurez es un gran antídoto contra ese tipo de cosas. Y sin embargo, en cuanto la vi supe que era ella. Me gustaría ser capaz de explicarlo pero no sé como hacerlo. Me fui a Lisboa con una vida estructurada y feliz, o al menos eso creía. Quizás ahora diría que era simplemente satisfactoria.
Lo gracioso es que ELLA es de aquí, de esta misma ciudad. Una ciudad lo suficientemente pequeña como para que nos hubiéramos cruzado en algún momento y sin embargo el caprichoso destino quiso que fuera allí donde nos conociéramos.
Debería ser completamente feliz, sin embargo no es así...

ELLA
Hace un mes le conocí. No sé qué me impulsó a cambiar mi viaje a París por otro a Lisboa. Supe que era él en cuanto le vi. Y eso es algo sólo aquellos que lo han vivido lo entienden, para el resto son sólo fantasías de enamorados o sueños de adolescentes, aunque ya no lo seamos. Siempre creí en la veracidad del dicho: "Ten cuidado con lo que deseas, no vaya a hacerse realidad". Y aquí estoy, con mi deseo de conocerle cumplido, sabiendo que no puede ser... al menos no ahora, no así.

Ella
Algo no va bien, lo sé. Desde que volvió de Lisboa las cosas no son como antes. Le persigue un áurea de melancolía que sé le está destrozando... y que me destroza a mi. Le he sorprendido mirándome con tristeza. Cuando le pregunto qué le ocurre responde con un escueto: "Nada ¿por?"

ÉL
Siempre supe que ella no era la mujer de mi vida, pero también sabía que sentía algo por ella. Hemos pasado muchos años juntos, hemos compartido muchas cosas, se ha convertido en mi mejor amiga... La quiero, pero ahora sé que no la amo. Puede ser sutil, pero la diferencia es muy grande. A ELLA la amo, hasta que no la conocí no supe lo que era amar. Y hablo de amor, no de pasión.
Sé que no puedo continuar así, pero me aterra hacerle daño... casi tanto como me aterra que ELLA se aleje y la pierda.

ELLA
La culpa me corroe por dentro. Odio ser la responsable de la posible ruptura de una relación, casi tanto como temo que ÉL decida seguir con ella. Ojalá ÉL me hubiera esperado, pero claro ¿cómo podía saber que yo llegaría? Ella parece maja, y le hizo feliz todos estos años... ¿qué derecho tengo yo a venir y destrozarle la vida?

Ella
Sé que hay alguien más... Y no logro entender cómo ha sucedido. Eramos felices, de eso no tengo ninguna duda... ¿Qué pudo pasar en Lisboa? ¿Qué pudo ser tan fuerte como para romper 9 años de relación?

Y en la radio Sabina canta aquello de: "Ni inocentes, ni culpables, corazones que desbroza el temporal, carnes de cañón..."

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17 septiembre 2008

Celos

"Ser celoso es el colmo del egoísmo,
es el amor propio en defecto,
es la irritación de una falsa vanidad."
Honoré de Balzac

El otro día mientras hablaba de los posibles celos de mis sobrinos postizos ante la llegada de sus nuevos hermanos me planteé qué eran los celos, de dónde venían.
¿Qué es lo que los provocan? ¿El deseo de poseer lo que el otro tiene? ¿El deseo de ser el otro?
Y si lo llevamos a las relaciones de pareja... ¿dónde nos deja eso?
No pueden ser el deseo de ser el otro, dado que a veces somos nosotros los que estamos con la persona amada. Entonces... ¿consideramos a esa persona amada como una posesión que queremos para nosotros solos?
¿O quizás es simplemente la necesidad de considerarnos únicos, y sobre todo el deseo de ser únicos para los demás? ¿Una forma más de egocentrismo?

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03 septiembre 2008

Respeto

"No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor.
El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás,
el mismo respeto que se tiene por la propia."

Mahatma Gandhi


Sólo tiene 17 años, es una cría, igual que lo soy yo. Por muy maduras que nos queramos considerar la verdad es que sólo somos unas crías.
Cuando ha levantado la vista y me ha mirado he sabido cuál había sido el resultado, sin necesidad de verlo en el predictor que me tendía.
A ella siempre le encantó el rosa. Supongo que el que la noticia tenga ese color no deja de ser irónico.
No puedo por menos que llevar la mano a mi vientre. Ahora el bebe habría tenido 5 meses.
- ¿Qué vas a hacer?
- No lo sé...
Su hermano pequeño empezó a aporrear la puerta del baño gritando:
- ¡Dejadme entrar! ¿Qué estáis haciendo?
- ¡Lárgate enano! - grita justo antes de echarse a llorar.

- No puedo abortar, Clara. No podría soportar la idea de haberlo matado.
- No es un bebe, Sara, todavía no. Es sólo un montón de células.
- Para mi no... No estaría bien. - dice y al mirarme se da cuenta y añade - Lo siento, no quería decir eso...
- Sí, si lo querías decir. Sé de sobra lo que pensaste cuando decidí abortar... pero yo no podía tenerlo, no habría sido una buena madre, no estaba preparada, ni tú tampoco lo estás. Y tampoco habría podido darlo en adopción...
- No creo que nada te prepare para ser madre.
- Probablemente no, pero al menos tendrías algo más de experiencia en la vida.
- Puede, pero...
- Sabes que renunciarás a todo ¿verdad?
- Es mío, es parte de mi... - dice sollozando.
- Sabes que puedes contar conmigo ¿verdad? - digo mientras la abrazo tal y como ella hizo hace un año.
- Sí, siempre amigas.

Puede que al final la amistad, la convivencia, todo, se reduzca a eso, a algo tan sencillo y a la vez tan complicado como respetar al otro y sus decisiones, por muy equivocadas que éstas nos parezcan, y simplemente estar ahí.

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